Hábitat y Desarrollo Territorial. Desafíos Estratégicos

Por María Cortopassi y Pablo Scolari

Quienes tomamos al justicialismo como una doctrina, respetuosa de nuestra historia y nuestras raíces, como una forma de ver la vida y en consecuencia una forma de ver la política, no podemos reducir la acción política a lo electoral o a la gestión sino que también nos tenemos que dar el tiempo para pensar estratégicamente.

En gran medida nuestro eterno conductor no solo enunció sino que también, en comunión con nuestro pueblo, realizó tres grandes pensamientos estratégicos como fueron la Independencia Económica, la Soberanía Política y la Justicia Social. Pero también se refirió en el Mensaje Ambiental a los Pueblos y Gobiernos del Mundo al tema que nos ocupa:

“Necesitamos un hombre mentalmente nuevo en un mundo físicamente nuevo. No se puede construir una nueva sociedad basada en el pleno desarrollo de la personalidad humana en un mundo viciado por la contaminación del ambiente, exhausto por el hambre y la sed, y enloquecido por el ruido y el hacinamiento. Debemos transformar a las ciudades cárceles del presente en la ciudades jardines del futuro.”

Cuando el peronismo irrumpe en la historia y gobierna el país, no solo en la mas alta cumbre de la Justicia Social con los Gobiernos de Juan Perón, las bondades de sus políticas públicas, con los planes quinquenales o el plan trienal pero también como el Plan Procrear o la Asignación por Hijo, etc… acarician a nuestro pueblo y aun, siendo negado por sectores minoritarios, termina siempre prevaleciendo la sensatez por sobre la irracionalidad.

Creemos que nosotros, en este tiempo que nos tocó vivir, tenemos que acostumbrarnos a hablar del derecho al hábitat, como nos anticipara en el Modelo Argentino, que es algo mucho más amplio, mucho más abarcativo y que incluye el derecho a la vivienda pero que tiene que ver con un hábitat digno.

El territorio de la República Argentina y de nuestra provincia, es tan heterogéneo que el derecho al acceso al hábitat puede tener distintas características según el lugar del país donde nos encontremos. Y de qué hablamos cuando hablamos del derecho al hábitat? Hablamos del acceso a la vivienda, pero también implica a los servicios públicos, el acceso al agua potable, a la energía eléctrica, educación, seguridad, recreación, etc. Servicios públicos nombrados en muchas bibliografías y que ante los recordados “Tarifazos” del ex presidente Mauricio Macri, la Corte Suprema de Justicia, que pudo frenarlos y justificó su decisión sosteniendo que el derecho al acceso a los servicios público es un derecho humano.

Nosotros, en esta doctrina que nos une, que tiene raíces, que tiene banderas que son irrenunciables como la soberanía política, la independencia económica y la justicia social y sobre esas banderas están asentadas las bases sobre las que tenemos que construir las políticas públicas durante el tiempo que nos toca atravesar.

Cada contexto nos tiene que movilizar, de tal manera, tenemos que tomar decisiones que contemplen los imperativos de la 4ta. Revolución industrial, entendiendo que las revoluciones, “en su verdadera acepción, son los cambios estructurales necesarios que se practican para ponerse de acuerdo con la evolución de la humanidad que es la que rige todos los cambios que han de realizarse”.[1]

Toda aquella base histórica y doctrinaria de la que abrevamos tiene que servirnos para contemplar el presente pero sobre todo pensar prospectivamente el futuro. En ese sentido, la discusión de ideas y objetivos que nos trazamos, se tienen que transformar en construcción de una fuerza con la suficiente apoyatura social para sostener las políticas que requiera nuestra patria.

En los últimos años, se multiplicaron exponencialmente las villas, se multiplicaron la cantidad de inquilinos, disminuyeron la cantidad de propietarios, y estos son datos de la realidad que no podemos desconocer cuando queremos abordar estos temas.

Desde el Ministerio de Desarrollo Territorial y Hábitat de Nación y desde el Ministerio de Infraestructura, Hábitat y Servicios Públicos de nuestra provincia, con la incansable labor de su Ministra Silvina Frana, se llevaron adelante gestiones que buscaron desarrollar políticas públicas que nos permitiera salir de esta curva descendente que cada vez tiene más excluidos.

De los programas nacionales que acercados a cada territorio de la provincia y que tienen injerencia particular con la vivienda digna son, por un lado, Casa Propia Construir Futuro y Procrear II y por el otro, Plan Nacional de Suelo Urbano. Este último tenía que ver con la generación de lotes con servicios en terrenos fiscales, en particular, provinciales, para que luego los adjudicatarios puedan acceder a créditos para financiar sus viviendas.

Del mismo modo, la SHUyV llevó adelante sus políticas mediante la gestión de 5 planes provinciales. Estos planes fueron el Habitar, en donde se trabajó con soluciones habitacionales en barrios populares con organizaciones territoriales y cooperativas y según la emergencia; el Plan Dignidad en el que se apuntó a la provisión de infraestructura básica; con el Plan Acceso a Núcleos Sanitarios Sustentables se trabajó en la eliminación de letrinas y generando nuevos baños, sean adaptados para personas con discapacidad, o no, y desde ya que se articuló con el Habitar y el Plan Canastas de Construcción, para mejorar las condiciones del hábitat de las familias de los barrios más vulnerables. Por otro lado, el Plan Pachamama, de menor envergadura y tal vez más experimental desde el trabajo interdisciplinario, que apuntó a la construcción de viviendas con materiales del lugar o bien con sistemas constructivos ancestrales, de autogestión y construcción y en articulación y co-gestión con la Secretaría de Estado de Igualdad y Género.

A su vez, para llevar adelante estos planes y programas se crearon dos registros, el RUTFU, Registro Único de Tierras Fiscales Urbanizables y el ReVip, Registro de Viviendas Precarias.

Paralelamente, desde la Dirección Provincial de Vivienda y Urbanismo, se continuaron los planes de vivienda, se licitaron nuevas viviendas y se creó el Plan Lote Propio. Este último destinado a aquellas familias que cuentan con un terreno escriturado y que la provincia ejecuta allí su vivienda y se financia con hipoteca.

Vale la pena mencionar que cuando nos tocó gestionar se dió continuidad a las buenas acciones territoriales, por ello, dentro del Plan Habitar se renovo el convenio con la organización “Los sin techo” para la intervención en los barrios populares y el reemplazo progresivo de viviendas precarias por soluciones habitacionales y dotación de servicios infraestructurales. Entonces el desafío es llevar adelante las acciones al territorio dentro de las posibilidades y planificadas en el tiempo. Del mismo modo trabajamos en el área metropolitana de Rosario con organizaciones sociales que cuentan con antecedentes de trabajo comunitario y profesional para abordar varios barrios y permitiendo el trabajo de dichas organizaciones.

En la Provincia de Santa Fe se logra crear el RUTFU, un Registro Unificado de Tierras Fiscales Urbanizables, porque no se puede desarrollar ningún plan si primero no tenemos tierras, pero no cualquier tierra sino tierras con posibilidades reales de contar con servicios de infraestructura.

Si hay algo que puso en evidencia la pandemia, son las grandes desigualdades y una de esas grandes desigualdades es el de la conectividad. Hay muchos chicos que pudieron tener clases (virtuales) en la Provincia de Santa Fe pero más del 60% no pudo acceder a esas clases vía internet porque no tenían conectividad, porque estaban en lugares donde no existía esa posibilidad en la provincia o porque para esa conectividad dependía de que su papá o su mamá tuvieran plata para cargar el celular y con el crédito de unos pocos minutos acceder a la clase. Por eso, también, hubo docentes que recorrieron lugares para llevar los cuadernillos elaborados por el Ministerio de Educación de la Provincia, se desarrolló toda una movilización en ese Ministerio para que todos puedan acceder pero, lamentablemente, esto marcó indefectiblemente una profunda desigualdad que hace que hoy en la Provincia de Santa Fe, uno de los grandes objetivos, sea el de la conectividad del 100% del territorio provincial para contrarrestar este acceso a un derecho humano que no se cumple. El 70% de las escuelas en la provincia no tenía conectividad para tareas pedagógicas.

Nos interpela el Papa Francisco en la Encíclica Laudato Si: “Si la arquitectura refleja el espíritu de una época, las megaestructuras y las casas en serie expresan el espíritu de la técnica globalizada, donde la permanente novedad de los productos se une a un pesado aburrimiento. No nos resignemos a ello y no renunciemos a preguntarnos por los fines y por el sentido de todo. De otro modo, sólo legitimaremos la situación vigente y necesitaremos más sucedáneos para soportar el vacío.”

Hablar del Derecho al Hábitat es defender la vida y la dignidad de la persona humana, como sostenía el sabio “El hombre es el único ser de la Creación que necesita “habitar” para realizar acabadamente su esencia. [2]” Cuando uno accede a una vivienda en el marco habitable de acceso a los servicios, no pueden dejarse de lado el derecho al transporte, a vías de conexión, a la educación y acceso a la salud. Por qué la salud, tal cual lo describía Carrillo, en su época y tal cual lo indica hoy la Organización Mundial de la Salud, no es sólo construir hospitales, sino generar condiciones saludables de vida. Cuando uno accede a una vivienda accede a un lugar de seguridad, accede a un lugar donde las condiciones son saludables, vivir en un “rancho” no es vivir en condiciones saludables. Accede a la posibilidad de construir una vida digna donde también la recreación está incluida.

Todos estos temas nos tienen que hacer ampliar la mirada y entender que estamos en una nueva era. La pasada pandemia y muchas otras cosas generaron un quiebre. Estamos en un vector que tenemos que mirar, con nuestra propia doctrina, una realidad diferente, y por eso trabajar por el derecho al hábitat, con todas estas connotaciones, es mirar esa realidad diferente.

Como es sabido, en la República Argentina hubo un censo que generó el Renabap, que es el Registro Nacional de Barrios Populares. Ese registro tiene identificado a lo largo y a lo ancho del país y de la provincia, por supuesto, todos aquellos asentamientos que se generaron como consecuencia de la falta de políticas de hábitat a lo largo de muchos años, y sobretodo de hábitat popular. Y acá nos detenemos un segundo, porque este es un debate que se pretende polarizar, usurpaciones si, usurpaciones no, derecho a la tierra si, derecho a la tierra no. Y en realidad de verdad, lo que nosotros tenemos que entender es la realidad que toca vivir. Mucha gente que no tiene un lugar digno donde vivir, lleva adelante una usurpación porque encuentra una tierra ociosa y sobre esa tierra construye lo que puede y a partir de allí se desarrollan barrios enteros. Este debate tiene varias aristas, una es el derecho a la tierra, cómo aseguramos en la Argentina el acceso a la tierra para tener un hábitat digno, y el otro tema, es el derecho a la propiedad.

En la provincia de Santa Fe, en la anterior gestión, con la Secretaría de Hábitat y la Dirección de Vivienda, con el resto de los ministerios, como los de Seguridad y Desarrollo Social, con la Secretaría de DDHH, elaboramos un protocolo para evitar las usurpaciones y así hemos resuelto algunos temas. Pero si nosotros elaboramos ese protocolo y paralelamente no tenemos políticas continuas de hábitat popular, solamente habremos protegido a la propiedad pero no habremos resuelto el problema de hábitat de la gente. Es por eso que destacamos que en todo el tema del derecho al hábitat se trabajó con el Procrear, con el Plan Nacional de Suelo pero también con el hábitat popular.

La doctrina social de la Iglesia, compartida también por la doctrina justicialista reconoce el derecho a la propiedad, pero también reconoce la función social del derecho a la propiedad. Y allí nos preguntamos, hasta qué punto es un derecho tener la propiedad de una tierra sin usar, una tierra inutilizada, hasta qué punto es un derecho tenerla así de por vida, especular cuando otros no tienen. Han pasado mas de 70 años del profético discurso pronunciado por el entonces presidente Juan Domingo Perón, al inaugurar el Período Legislativo en el Honorable Congreso de la Nación, del 1° de mayo de 1948, donde señalaba que “Los países deben buena parte de su grandeza a la subdivisión de los latifundios improductivos, a la creación, por ese medio, de gran número de pequeños propietarios rurales que, arraigados de ese modo al suelo que laboran, forjan el progreso del país” y aún hoy seguimos sin resolver los grandes problemas demográficos y de arraigo en un país con escasa densidad poblacional y una enorme variedad de riquezas naturales.

La historia nos ha enseñado que el acceso a la vivienda y al hábitat no se logrará con mayor concentración y tampoco va a resolver con una lucha de clases y la abolición de la propiedad, eso se tiene que resolver con políticas de estado que nos tienen que encontrar luchando juntos por las Tres T de las que habla el Papa Francisco. Tierra. Techo y Trabajo.


[1] Juan Domingo Perón. 30.3.74. Agregaba: “El hombre cree a menudo que es él que hace la evolución. En esto como en muchas cosas el hombre es un poco angelito. Porque es la evolución la que él tiene que aceptar y a la cual debe adaptarse. En consecuencia, la revolución por los cambios del sistema periférico que es lo único que el hombre puede hacer, es para ponerse de acuerdo con esa evolución que él no domina, que es obra de la naturaleza y del fatalismo histórico. El hombre es solamente un agente que crea un sistema para servir a esa evolución y servirse de ella. Quiere decir que la revolución que nosotros propugnamos, no es una causa, sino un efecto de esa evolución, que nosotros debemos poner al día a través de sistemas.”

[2] Juan Domingo Perón. El Modelo Argentino para el Proyecto Nacional.

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